Van y vienen condenándonos a todos a la espera constante y aburrida.
Son los amigos de lo ingrato, extranjeros en cualquier lugar y ante todo, desalmados.
Van y vienen diciendo “amor” cuando en verdad dicen miedo.
No tienen vergüenza, tan solo porque no tienen nadie que los juzgue.
Van y vienen matándonos de a poco, haciendo barreras en mi vida, en la nuestra.
Son los secretistas del secreto, los guardianes de lo que alguna vez fue nuestro.
Van y vienen olvidando todo a su paso, no llaman, no visitan, no aparecen.
No tienen respeto a los recuerdos, no sienten el abandono en que nos dejan.
Van y vienen, sin llevarnos nunca, o sin traernos de regreso.
Son los tuyos, los míos y los nuestros.
Van y vienen.
Son, y no tienen.
Son los amigos de lo ingrato, extranjeros en cualquier lugar y ante todo, desalmados.
Van y vienen diciendo “amor” cuando en verdad dicen miedo.
No tienen vergüenza, tan solo porque no tienen nadie que los juzgue.
Van y vienen matándonos de a poco, haciendo barreras en mi vida, en la nuestra.
Son los secretistas del secreto, los guardianes de lo que alguna vez fue nuestro.
Van y vienen olvidando todo a su paso, no llaman, no visitan, no aparecen.
No tienen respeto a los recuerdos, no sienten el abandono en que nos dejan.
Van y vienen, sin llevarnos nunca, o sin traernos de regreso.
Son los tuyos, los míos y los nuestros.
Van y vienen.
Son, y no tienen.
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